Modelos de madurez y mejora continua en organizaciones
Consejos prácticos para implantar modelos de madurez en organizaciones

Modelos de madurez y mejora continua en organizaciones
A estas alturas, tenemos varios estudios que demuestran que la calidad del software y la mejora de procesos son fundamentales para el éxito de cualquier organización. Sin embargo, el camino hacia esta excelencia operativa no es intuitivo ni ocurre de manera orgánica. Es aquí donde los modelos de madurez entran en juego, proporcionando un marco estructurado para evaluar el estado actual y definir el camino hacia dónde queremos llegar.
En este artículo exploraré cómo definir un modelo de madurez que sirva como herramienta para establecer una hoja de ruta hacia la mejora continua. Analizaremos su utilidad para identificar áreas de mejora, dar seguimiento al progreso y fomentar la autonomía de los equipos.
Qué es un modelo de madurez
Un modelo de madurez es, en esencia, un mapa que nos permite evaluar de manera objetiva dónde nos encontramos en relación a las mejores prácticas de nuestra industria. Funciona como un marco de referencia y se estructuran en diferentes niveles, cada uno representando un grado de madurez en la implementación de prácticas y procesos específicos.
Existen diversos modelos de madurez ampliamente reconocidos en la industria del software, TMMi, DevOps Maturity Model, FinOps Capability Model, Continuous Delivery Maturity Model, etc.
No obstante, a pesar de la existencia de estos modelos estandarizados, es importante recordar que “no existen mejores prácticas , solo buenas prácticas en contexto”. En la mayoría de los casos, se obtienen mejores resultados adaptando o creando modelos específicos que reflejen la realidad de la organización.
Al utilizar un modelo de madurez, las organizaciones pueden identificar su posición actual y establecer objetivos claros para avanzar hacia niveles más altos de eficiencia y calidad.
Por qué es importante
Lo primero que nos proporciona un modelo de madurez es una fotografía clara y objetiva de nuestra realidad actual. Esta evaluación diagnóstica nos permite identificar fortalezas y debilidades sin ambigüedades, eliminando las percepciones subjetivas.
Al establecer un punto de referencia, los equipos pueden:
- Identificar áreas de mejora: Comprender dónde se encuentran actualmente y qué aspectos necesitan atención.
- Establecer metas realistas: Definir objetivos alcanzables y medibles que fomenten el crecimiento.
- Facilitar la comunicación: Proporcionar un lenguaje común que permita a todos los miembros del equipo entender el proceso de mejora.

Estado de situación: Gap hasta el siguiente nivel
Al comparar nuestra situación con los niveles definidos, podemos cuantificar el gap que nos separa del siguiente estado de madurez, convirtiendo lo que antes eran intuiciones en datos concretos. Este diagnóstico permite a los equipo priorizar acciones y tiempo, asegurando que se enfoquen en las áreas que tendrán el mayor impacto.
Establecer hoja de ruta
Una vez identificado el gap, el modelo nos facilita la creación de una hoja de ruta estructurada y progresiva. En lugar de intentar implementar todas las mejoras posibles a la vez (lo que suele conducir al fracaso), el modelo nos sugiere una secuencia lógica de pasos incrementales. Esto no solo hace que el proceso de mejora sea más manejable, sino que también permite tener quick wins que generan impulso y confianza en el equipo..
Descubrir nuestros “unknown unknowns”
Quizás uno de los beneficios más importantes de un modelo de madurez es su capacidad para revelarnos aquello que “no sabemos que no sabemos”. Al exponer áreas de mejora que no habíamos considerado previamente, amplía nuestra visión y nos ayuda a desarrollar una comprensión más holística del delivery. Muchas veces, equipos que se consideraban avanzados descubren, gracias al modelo, aspectos fundamentales que habían pasado completamente desapercibidos.
Esta visión holística del proceso de delivery es crucial. El rendimiento del proceso no depende solo de la calidad técnica del testing o del desarrollo, sino de la integración efectiva de todas las fases.
Facilitar seguimiento
Los modelos de madurez también proporcionan un marco para el seguimiento del progreso. Al tener un conjunto claro de criterios y métricas, las organizaciones pueden evaluar regularmente su avance hacia los objetivos establecidos. La gran ventaja de este enfoque, es que permite mantener a todos los equipos alineados.
Facilita implantación global
Un modelo de madurez bien implementado facilita enormemente la implantación de nuevas prácticas y metodologías a través de la organización. Al proporcionar un lenguaje común y etapas claramente definidas, reduce la resistencia al cambio y crea un marco compartido para la evolución de los equipos.
Sugerencias prácticas para implantación
Basado en mi experiencia, estas son algunas de las aproximaciones más efectivas:
Autoevaluación inicial
En lugar de imponer una evaluación desde arriba, organiza workshops donde los propios equipos puedan autoevaluarse utilizando el modelo como guía. Esta aproximación no solo genera datos más precisos (nadie conoce mejor los procesos que quienes los ejecutan diariamente), sino que también crea un sentido de propiedad sobre el proceso de mejora.

Aquí os dejo el cuestionario que puede servirte como punto de partida y que estamos intentando seguir en Technosylva.
Workshops
Organizar talleres donde los equipos puedan aprender sobre el modelo de madurez y cómo aplicarlo en su contexto específico. Estos espacios colaborativos fomentan el intercambio de ideas y la construcción de un entendimiento común.
Desarrollo de champions internos
Identifica a personas influyentes dentro de la organización que puedan convertirse en embajadores del modelo de madurez.
Invierte en la formación de estos champions, asegurándote de que comprendan profundamente tanto el modelo como las técnicas para facilitar su adopción. Un buen champion no solo promueve el modelo, sino que también lo traduce al lenguaje y contexto específicos de su equipo.
Implementación a través de equipos piloto
Antes de desplegar el modelo a toda la organización, selecciona uno o dos equipos piloto para implementarlo a escala reducida. Idealmente, estos equipos deberían ser representativos pero también tener una disposición positiva hacia la mejora continua.
Esto permite probar nuevas prácticas en un entorno controlado, validar hipótesis y realizar ajustes antes de una implementación más amplia.
Seguimiento sistemático y reconocimiento visible
Establece mecanismos regulares para dar seguimiento al progreso, como reuniones trimestrales de revisión o dashboards de visualización continua. Lo que se mide, se mejora, y lo que se reconoce públicamente, se replica.
Celebra y reconoce no solo los avances en el nivel de madurez, sino también los comportamientos que contribuyen a ese avance: la colaboración, la experimentación, la transparencia en reportar problemas. Estos reconocimientos refuerzan la cultura de mejora continua que subyace al modelo.
Fomenta la autonomía de los equipos
A medida que los equipos avanzan en el modelo de madurez, otórgales progresivamente mayor autonomía para determinar cómo seguir mejorando. Esta aproximación no solo respeta su creciente competencia, sino que también aprovecha su conocimiento especializado sobre su propio contexto. La autonomía debe ir acompañada de responsabilidad: los equipos definen sus propios objetivos de mejora, pero también asumen la responsabilidad de alcanzarlos y medirlos objetivamente.
Conclusiones
Los modelos de madurez no son fórmulas mágicas ni recetas infalibles, sino herramientas que, bien aplicadas, pueden marcar el camino hacia la mejora continua en organizaciones. Su verdadero valor radica en su capacidad para convertir la aspiración abstracta de “mejorar” en un camino concreto, medible y progresivo.
¿Por dónde empezar? El primer paso es identificar con los equipos 2-3 áreas prioritarias de mejora. Realiza una autoevaluación honesta, y selecciona aquellas capacidades que mayor impacto tendrían en vuestros objetivos de negocio. Recuerda que es mejor hacer pocas cosas bien que muchas a medias.
De todas formas, como ya comenté en post anterior, es fundamental facilitar un contexto que posibilite los cambios necesarios. No se podrá implementar un modelo de madurez de manera efectiva si no se cuenta con el tiempo, recursos, compromiso y conocimientos necesarios.